Maia Berztein trabaja hace 3 años en el Teatro Colón y no le renovaron el contrato estando embarazada de 6 meses. El domingo se hizo una manifestación reclamando la reincorporación de la futura mamá y que cese la violencia laboral.
Maia Berztein hace 6 años que está en pareja, el año pasado decidió ser mamá. La noticia tan esperada del embarazo llegó hace casi 7 meses, un varón. Pero su alegría se opacó, cuando el 1 de febrero no pudo reintegrarse a su empleo en el área de sastrería del Teatro Colón.
Desde su casa de Florida Oeste, la egresada y docente de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, nos cuenta que, en la tarde de ayer, domingo 20 de febrero, se realizó una manifestación en las puertas del Teatro Colón reclamando por las precarias condiciones laborales que sufren los empleados, por los malos tratos ejercidos por los superiores, y por la reincorporación de Maia.
“Hicimos un abrazo en el teatro pidiendo efectivización, y qué la dirección no apañe los malos tratos de los jefes. Qué se revisen las situaciones de género, y mi reincorporación”, nos comenta Maia al comenzar la charla.
Si, desde el comienzo, pero se intensificó con el embarazo. Incluso, mi jefa Stella Maris López, me citó en su oficina para preguntarme la fecha de parto, y me dijo que sólo me daría dos meses de licencia cuando por ley corresponden tres. Además, corrió violentamente una mesa, en el taller, que impactó sobre mi. Y el 22 de diciembre frente a un montón de compañeros de distintas áreas me gritó, y me levantó el brazo de forma amenazante. Todo eso me provocó mucha angustia.
Si, estaba en mi cuarto mes de embarazo, yo ya le había dicho a ella, y le comenté que lo iba a comunicar a Recursos Humanos, pero me dijo que no lo haga. Igualmente lo formalicé, y lo informé al teatro.
Si, mi contrato venció el 31 de diciembre y deberían haberme reincorporado el 1 de febrero como al resto de mis compañeras, pero no lo renovaron.
Trabajé durante 3 años de corrido, exceptuando los recesos de vacaciones que no me los pagaron nunca. Los contratos por lo general se renovaban cada 3 meses, algunas veces excepcionales tuve contratos de 4, o 6 meses. Lo de los 3 meses es un mecanismo que implementa mi jefa, Stella Maris López, para generar incertidumbre, y presionar a quienes no estabamos efectivos.
Nunca. Cómo mi jefa me había dicho en diciembre que retomaríamos en febrero, me presenté a trabajar el día que se reintegraban mis compañeros, pero no pude ingresar. Entonces dejé una nota en el teatro pidiendo que me informen mi situación laboral y que se me asignen tareas. Luego envié una carta documento. 15 días después, cuando se hizo la denuncia pública, me llegó una carta con un informe firmado por María Victoria Alcaraz, de la Dirección General del teatro, diciendo que estaba en curso una propuesta de contrato.
Me reuní con Recursos Humanos y con el director esceno-técnico, me mostraron un contrato en el cual se mantenían las mismas condiciones de precariedad, con el mismo sueldo, el mismo tipo de contratación, y, además, me separaban del área de sastrería. Lo cual significaba un cambio de tareas, en un área que nada tiene qué ver con mi desarrollo profesional, ni con mis capacidades, ni con las tareas que venía desarrollando previamente. Yo eso lo entiendo como un retroceso, y como un acto de discriminación. Lo que opino es que tengo que volver a mi área de trabajo porque no hice nada malo, simplemente estoy embarazada. Si tienen que hacer algo, es con la jefatura, no conmigo. Hoy vamos a presentar un petitorio donde muchos compañeros van a solicitar que pueda reintegrarme en mi área, qué es la sastrería.
No, pedí la separación preventiva de la jefa de sastrería para que yo pueda reincorporarme.
Si, lleva más de 35 años.
A partir de la denuncia pública que hice me contactaron un montón de compañeros que trabajaron en el área, con antigüedad de 10 años, me relataron situaciones brutales que sufrieron de violencia psicológica, y hasta física. Muchos fueron despedidos por motivos irrisorios, varios están redactando notas para presentar en el teatro relatando sus experiencias de maltrato laboral. Todos tienen la esperanza que se investigue, y que se tomen las medidas necesarias.
Desde qué me hicieron la entrevista laboral, me aclararon que los contratos se iban a renovar de forma casi automática, a no ser que faltara, o me enfermara. Eso generaba que yo, o mis compañeras fuéramos a trabajar enfermas. O, que nos viéramos obligadas a realizar horas extras sin que nos las paguen. Presencié situaciones de mucha tensión. Nos informaban los horarios de la semana el día anterior a las 10 de la noche, o hacían cambios de horarios repentinos. Esos son algunos ejemplos. Yo puedo hablar desde mi experiencia, pero me han llegado testimonios de compañeros que narran despidos arbitrarios, amenazas, violencia psicológica y hasta violencia física. Yo, lo único que quiero es que todo esto terminé y poder disfrutar de mi embarazo.